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Llevamos un mes muy bonito, de muchos viajes dentro de la geografía española, tren para aquí y tren para allá; visitando proyectos interesantes y personas con un largo recorrido en temas de ganadería y pastoralismo, y también especialistas en muchos temas laneros.

Nos encantaría que vivierais en primera persona con nosotras todo este montón de descubrimientos y aventuras, pero mientras lo hacemos posible, queremos contaros nuestra visita vespertina a la finca El Baldío que tuvimos la suerte de conocer gracias a un concurso organizado por Soy Ecoturista y la radio online Onda Mujer. Una vez allí, Laura y Puerto, dos de las personas encargadas de la gestión y de millones de asuntos más relacionados con la Fundación Global Nature, a la que pertenece la finca, nos hicieron un recorrido muy completo.

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Esta finca, de casi 300 hectáreas de extensión, localizada en el municipio de Talaván (Cáceres), muy cerca del Parque Nacional de Monfragüe, se utiliza desde 1993 para diversos Programas de Conservación de Razas de Ganado Autóctonas como la Vaca Blanca Cacereña, la Oveja Merina Negra (por la que mostramos un especial interés), la Cabra Retinta Extremeña y la Gallina Castellana Negra, además de ser utilizado como espacio de investigación y demostración de cómo una gestión agraria puede compaginar conservación y producción.

En nuestra visita pudimos valorar en primera persona todo el elevado valor ambiental que posee la finca, además de compartir muchos conocimientos e inquietudes.

Nos explicaron que en la zona hay muchos ganaderos que tienen un reducido número de cabezas de ganado en peligro de extinción principalmente por cariño y nostalgia, sobre todo en el caso de la Vaca Blanca Cacereña, pero la gran mayoría tiene cruces o razas que proporcionan un mayor rendimiento económico, algo que no tiene porque implicar un aumento siempre de la calidad de la carne y es importante tener en cuenta como consumidoras.

En concreto, si hablamos ahora de la Oveja Merina Negra, esta raza de ganado contaba en 1998 con no más de 300 ejemplares en España. Prácticamente todos ellos eran propiedad de la Fundación Global Nature. A lo largo de 1999 y 2000 el censo se incrementó hasta algo más de 500 ejemplares y se ha conseguido que nuevos ganaderos adquieran ejemplares de esta raza tan amenazada.

Es curioso recordar, como os especificamos en nuestro post dedicado en exclusiva a la raza merina que el color negro era el predominante en tiempos de la mesta, siendo la gradual selección de la merina blanca por su facilidad para el tintado la que ha ido desplazándola a un segundo plano, aunque suele volver a salir frecuentemente en todos los rebaños por ser un gen dominante.

Según nos contaron, en el año 2000 se vendieron la totalidad de los ejemplares de merina blanca que se poseían en la finca “El Baldío” para así centrarse exclusivamente, en virtud del objeto fundacional, en la cría de la oveja merina negra. De esta forma, a lo largo de ese año la cabaña de merina negra se incrementó hasta 270 hembras reproductoras, teniendo este año de nuevo posibilidades de incrementarla cuando una de las zonas de la finca finalice su periodo de no aprovechamiento por replantación de especies vegetales.

La verdad es que nos pareció fascinante y muy didáctico poder visitar una dehesa, la mayor parte son privadas y no se permite el acceso a visitantes, poder contemplar de cerca un ecosistema tan rico y de gran importancia; ver que Puerto y Laura tienen muchas ganas de realizar millones de proyectos más en los que nos encantaría poder colaborar de alguna manera, pero esto os lo contamos otro día.

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